27 de agosto de 2008

SUEÑO DE NIÑO

¡Que sueño tuve tan dulce
un día, a la madrugada!
Ya hace tiempo, y lo recuerdo
como si ahora pasara.
Soñé que una cuna de oro
un bello ángel me arrullaba;
eran sus ojos azules,
su cabellera era larga,
y su cara, cual las flores,
hasta mis labios rozaba.
Por que durmiese tranquilo
tañia el ángel un arpa
llena de nuevas canciones,
llena de viejas tonadas,
que manaban claros rayos
cual del Canigó las aguas.
Terminadas las canciones
con besos me despertaba.
¡Era mi madre aquel ángel;
aquella cuna, su falda,
y el arpa, su corazón,
aquel que tanto me amaba!
¡Ay!, aquella arpa del Cielo
poco después se callara,
y aún aquellas canciones
repercuten en mi alma;
mi corazón de ellas vive,
aún mi lira de ella canta;
¡si la llegara a olvidar
sería un ave sin alas!
Mas ¡ay!, el hermoso ángel
que arrullándome cantaba
mereciéndome en cuna de oro,
un día tendió sus alas...
¿Por qué, al volar hacia el Cielo,
en la Tierra me dejara?

18 de agosto de 2008

CADA VEZ QUE LEVANTE LOS OJOS...

Cada vez que levante los ojos
beberé toda el agua del cielo.
Su agua azul, temblorosa de pájaros,
se me irá derramando por dentro.
Y allá donde las sombras mezquinas
me despierten un mal pensamiento,
allá donde se agiten las alas
nocturnas y vagas de tristes deseos,
formará el claro río una charca
de profundo y tersísimo espejo,
zodiacales los signos en torno,
y la estrella del Sur en el centro.
Y si un día me siento agobiada
de tener tanto cielo en el pecho
me hundiré en una charca clarísima
con un rayo de sol en el cuello.
Suicida de azules riberas,
yaceré sobre un lodo arcangélico.
Un reposo de miles años
me estará acariciando los huesos...

5 de agosto de 2008

SOLEDAD

Soledad sabe una copla
que tiene su mismo nombre:
Soledad.
Tres renglones nada más:
tres arroyos de agua amarga,
que van, cantando, al mar.
Copla tronchada, tu verso
primero, ¿dónde estará?
¿Qué jardinero loco,
con sus tijeras de plata,
le cortó al ciprés la punta,
Soledad?
- ¿Qué ventolera de polvo
se te llevó la veleta,
Soledad?
¿O es que por llegar más pronto,
te viniste sin sombrero,
Soledad?
Y total:
¿Qué más da?
Tres versos: ¿para qué más?
Si con tres sílabas basta
para decir el vacío
del alma que está sin alma:
¡Soledad!